Y entre las mil cosas que decía mientras yo cerraba la puerta, interrumpí
-No mi amor, no hagas ruido.
Guardó silencio unos segundos.
-¿Cómo me llamaste?
Se acercó lentamente, me tomó de la cara y me dio un beso. No sabía que podía amarla más, pero siempre lo logra.
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